La coyuntura de crisis sanitaria que estamos sufriendo, está afectando a todos los sectores económicos tradicionales. la seguridad privada es su epígrafe de servicios de vigilancia, no ha sido la excepción en esta pandemia que está marcando el inicio de la segunda década del milenio.
Mientras años atrás el sector crecía entorno al 5% anual, desde 2019 ha experimentado un descenso importante que se aproxima al 7% en el 2020.
El cierre de discotecas, locales de espectáculos, hoteles y turismo en general, han sido los que más ha influido en este acusado descenso. No obstante el sector prevé una rápida recuperación una vez alcanzada la famosa “inmunidad de rebaño” la cual se espera según las previsiones del gobierno a lo largo del próximo verano. Una vez la maquinaria de la economía inicie su recuperación, el sector volverá a las tasas precedentes de crecimiento económico y a una oferta de empleo.
Si en algunos sectores la demanda de seguridad privada ha caído en picado, en otros ha aumentado. El sector de la construcción ha sido uno de los que más a tirado de la demanda de vigilantes de seguridad consiguiendo que el retroceso de la demanda no haya sido tan pronunciado como vaticinaban los expertos.
El sector de la seguridad privada es muy importante en España especialmente si tenemos en cuenta que ocupa a casi 250.000 personas y reúne una facturación de unos 2.500 millones de euros anuales.