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La profesión de vigilante de seguridad

Vigilantes de seguridad. Los profesionales.

A menudo nos encontramos con la figura de un vigilante de seguridad prácticamente en todos los establecimientos tanto públicos como privados: empresas, organismos públicos, locales de ocio, centros comerciales. El vigilante de seguridad,  ya forma parte de la propia estructura de nuestra sociedad como una persona que nos transmite seguridad y control en todos los sitios. Podríamos decir que los vigilantes son una extensión de las Fuerzas de orden Público, ya que llegan donde ellos no pueden hacerlo. Son un elemento de seguridad próximo al que podemos recurrir rápidamente, en caso de solicitar cualquier ayuda o ante cualquier situación de acoso o agresión.

En las últimas década el despegue de esta profesión ha sido fulgurante llegando a estar en servicio cerca de 100.000 profesionales en el territorio español.

Los vigilantes de seguridad solo pueden ser contratados a través de una empresa de seguridad según  la Ley 23 en 1992 y el desarrollo del Reglamento de Seguridad Privada publicado en el BOE de 10 de enero de 1995, momento en que su antigua denominación “guardias jurados”, pasó a ser la de “vigilantes de seguridad” . Actualmente estos profesionales trabajan conjuntamente con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado. Por lo tanto, a pesar de pertenecer al sector privado, en cierto modo también cumplen una función pública en el contexto de su prestación de apoyo en su labor.

En contra de los estereotipos creados por la sociedad, los vigilantes no precisamente atienden a un perfil físico determinado. Los requisitos para la obtención de la TIP (Tarjeta de Identificación Personal), no aluden a un perfil físico específico, si bien es cierto que al igual que otro tipo de profesiones (bomberos, policías locales, nacionales…) se exige la superación de determinadas pruebas que evalúen el estado físico del aspirante.

¿Qué tipos de servicios realizan?

Los servicios que cubren son variopintos, desde aeropuertos hasta edificios en construcción pasando por centros comerciales, organismos públicos, eventos masivos, discotecas etc. Son una pieza clave para mantener la seguridad en distintas ubicaciones o servicios. Trabajan en muchos casos cuando el resto de ciudadanos disfrutamos de nuestro tiempo libre, especialmente en fines de semana, Navidades o fiestas o en servicios nocturnos.

 

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Armas reglamentarias de los vigilantes de seguridad

En la mayoría de casos trabajan sin arma salvo en aquellos servicios donde peligre su integridad en cuyo caso la empresa de seguridad deberá obtener previamente una autorización de la Delegación de Gobierno correspondiente. En estos casos (servicios de traslado de fondos, explosivos etc) el arma reglamentaria es un revolver calibre 38 -4 y la escopeta del 12770. Asimismo podrán utilizar grilletes siempre que el jefe de seguridad de la empresa a la que pertenezcan lo estime oportuno. A todos los efectos, como no podría ser de otra forma, tienen prohibido la utilización de elementos que pudieran resultar nocivos, tales como gases no homologados.

Equipamiento general

Actualmente la equipación de estos profesionales dista mucho de sus inicios. Además de la porra semi rígida reglamentaria hoy podemos encontrar dentro del equipamiento reglamentario gran variedad de instrumentos tecnológicos que les facilitan enormemente su labor, como cámaras de video, radios de comunicación, chalecos antibalas y antipuñaladas, detectores de metales, detectores de huella digital o cámaras de visión nocturna especialmente utilizadas en el control de urbanizaciones.

Vigilantes de seguridad imprescindibles

Los vigilantes de seguridad ya son imprescindibles en una sociedad donde las Fuerzas de Orden Público son insuficientes para controlar los actuales indices de delincuencia. Imaginemos que las FFOP tuvieran que controlar aeropuertos, centros comerciales, discotecas… sería imposible, necesitaríamos un número ingente de efectivos para cubrir todas las necesidades de seguridad que demanda la estructura social de nuestro país. Los 100.000 efectivos que disponemos en España suponen un resorte importante en seguridad del que nos beneficiamos todos y deberíamos estarles agradecidos por su labor. Estos profesionales nos brindan información, nos atienden diligentemente en caso de necesidad, accidente, robo. Nos protegen ante la presencia de indeseables, cuando estamos tranquilamente en casa o cuando accedemos a un local concurrido, cuando vamos a un estadio de fútbol, a un centro comercial o a un hospital. En una palabra necesarios.