Columnas

Perfil del vigilante de seguridad profesional

Qué diferencia a un buen vigilante de seguridad de un mal vigilante de seguridad

Como ocurre en todos los tipos de empleos, existen profesionales con mejor o peor desempeño. Pero, además, también puede ocurrir que existan no profesionales, intrusismo o negligencia. Esto, en segmentos como el de la seguridad privada, resulta muy importante saber cómo determinarlo.

Vaya por delante, que las buenas empresas de seguridad mantendrán buenos vigilantes de seguridad. En general, las prácticas profesionales empresariales en el sector tienen una relación directa con los recursos humanos. Es difícil concebir una empresa de seguridad privada de primer nivel con una plantilla de vigilantes poco profesionales.

Aun así, hay una serie de claves que pueden ayudar a definir las diferencias entre un buen y un mal vigilante de seguridad. Vamos a tratar de señalar las más relevantes.

Conocer el trabajo que se desempeña

Curiosamente, esta clave, que colocamos la primera, no suele aparecer cuando se habla de las virtudes que debe tener un vigilante de seguridad. Y sin embargo es fundamental.

No hablamos del conocimiento desde el punto de vista de la formación o la experiencia, algo que veremos más adelante, sino desde el entendimiento de la importancia que el trabajo de seguridad implica. La seguridad es mucho más que vigilancia, se trata de la protección de los ciudadanos, y, de hecho, es un complemento a la protección que brindan los cuerpos de seguridad del Estado, y así se reconoce en la ley.

Saber esto, es vital ya que va a determinar todos los demás puntos clave para un buen desempeño profesional. Por tanto, un buen vigilante de seguridad va a entender su profesión, la importancia que tiene y obrará en consecuencia.

Formación y formación continua

La diferencia entre un vigilante de seguridad formado y otro que no lo está es abismal. La formación otorga el conocimiento no sólo de los entresijos de la profesión, sino también de los avances, de las tecnologías, y de todo lo que tiene que ver con un buen desempeño profesional. Y aquí, no sólo es importante la formación previa, sino también la formación continua. De hecho, las mejores empresas de seguridad van siempre a valorar la formación de sus trabajadores de manera constante y continua.

Capacidades de comunicación y presencia

Estas dos cuestiones, que englobamos en una, son claves dentro del trabajo en campo de los vigilantes de seguridad. Un vigilante de seguridad poco profesional no será dialogante, no tendrá empatía, no tendrá capacidades de comunicación, y, peor aún, no será capaz de aplicar el factor humano como elemento diferencial.

En el otro extremo, el vigilante de seguridad preparado además de mantener una buena presencia, aplicará en todo momento un buen talante, predisposición al diálogo, a la negociación, asertividad y predisposición a solucionar los conflictos de la manera más adecuada para el interés y la protección de aquellos a los que brinda su servicio, sin perder la óptica de la ponderación y la intervención correcta.

Capacidad de análisis y recursos de respuesta

Aunque puede ir unido a lo anterior, lo cierto es que merece un espacio parte. La capacidad de análisis en un vigilante de seguridad es casi una herramienta preventiva. La capacidad de análisis permite entender y asimilar los riesgos tanto de las situaciones como, de manera preventiva, de posibles escenarios complejos. Cuando esta capacidad de análisis se combina con buenos recursos de respuesta, estamos ante un vigilante con capacidad de reacción ajustada y rápida. Algo vital en situaciones complejas.

Estado físico adecuado

Si bien es cierto que no todos los trabajos de seguridad requieren del mismo estado de forma físico, no es menos cierto que los vigilantes de seguridad, como parte de la protección de los ciudadanos, tienen que estar preparados a asumir reacciones que implican un buen estado físico.

Esto se puede hacer extensivo a ámbitos como una buena salud, buen cuidado físico, buen tono muscular. Pero, también, y no menos importante, a capacidades mejoradas como la autodefensa, las técnicas de inmovilización y reducción con minimización de daño, etc.

Aunque se pueda pensar que la forma física no es determinante, lo cierto es que es un factor muy importante, pero, además, denota un interés especial por el trabajo que se desempeña.

Trabajo en equipo y capacidad de organización

De nuevo introducimos dos factores en un único punto, pero es que están estrechamente relacionados.

Un buen vigilante de seguridad va a entender siempre la importancia del equipo. El trabajo en equipo es fundamental tanto cuando se realiza de manera directa a la hora de realizar un trabajo, como cuando se planifica con el resto de equipo humano el trabajo a realizar. Y aquí viene otro punto fundamental, que es la capacidad de organización.

Y no hablamos sólo de la organización interna de equipos de seguridad, algo muy importante en las empresas de este sector, sino que un vigilante de seguridad debe ser capaz de tener ciertas dotes de liderazgo que, en un momento determinado, le permitan organizar y liderar a personas en caso de necesidad para su protección. Como podemos entender se trata de factores realmente importantes y que van encadenados, ya que es complicado que alguien que no es capaz de trabajar en equipo pueda tener una gran capacidad de organización, o al menos, ser capaz de entenderse con el resto de equipo o de personas.

Como hemos visto, lejos de ser un trabajo sencillo o de pocos requerimientos, el vigilante de seguridad del siglo XXI tiene que manejar una serie de capacidades y habilidades importantes que marcan la diferencia respecto a los niveles de protección de los clientes a los que brinda sus servicios. Ahí están las diferencias entre los buenos y los malos vigilantes, entre las buenas y las malas empresas de seguridad.