Los errores más comunes que cometen las empresas al contratar seguridad privada
En un entorno cambiante donde los riesgos físicos, económicos y tecnológicos son cada vez más complejos, la contratación de servicios de seguridad privada ha dejado de ser una opción secundaria para convertirse en una decisión estratégica. Sin embargo, muchas empresas siguen cometiendo errores críticos que pueden comprometer no solo su patrimonio, sino también su operativa y reputación.
Contratar a la empresa adecuada y planificar el servicio de forma profesional es clave. Por eso, en este artículo repasamos los errores más frecuentes que cometen las organizaciones al contratar servicios de seguridad y cómo evitarlos.
1. Elegir solo por precio
Uno de los fallos más habituales es seleccionar una empresa de seguridad exclusivamente por el precio más bajo. Esto suele traducirse en una prestación deficiente: personal sin experiencia, ausencia de protocolos, rotación continua o recursos obsoletos.
- Vigilantes con poca o nula formación.
- Incumplimientos de la normativa vigente.
- Equipamiento insuficiente.
- Falta de supervisión.
Contratar mal no es ahorrar. Es poner en riesgo tu empresa.
👉 El precio debe valorarse, sí, pero siempre en relación con la calidad, la profesionalidad y la cobertura legal que se ofrezca.
2. No verificar la habilitación legal de la empresa
En España, toda empresa de seguridad debe estar autorizada por el Ministerio del Interior y registrada en la Dirección General de la Policía. Asimismo, los vigilantes de seguridad deben poseer la TIP (Tarjeta de Identificación Profesional).
📌 Puedes comprobar qué empresas están autorizadas en el
Registro Nacional de Seguridad Privada del Ministerio del Interior.
3. No realizar un análisis previo de riesgos
Cada empresa, cada sector y cada instalación presentan vulnerabilidades diferentes. No es lo mismo proteger un edificio de oficinas que un centro logístico o un centro comercial. Sin embargo, muchas empresas contratan seguridad privada sin haber analizado previamente sus necesidades.
👉 Si no sabes por dónde empezar, puedes solicitar una evaluación de seguridad en
Levantina de Seguridad.
4. Subestimar la formación de los vigilantes de seguridad
Uno de los mayores errores es pensar que el vigilante de seguridad es solo una figura disuasoria. La realidad es que estos profesionales están formados para:
- Detectar riesgos.
- Actuar ante emergencias.
- Gestionar conflictos.
- Atender al público.
- Colaborar con fuerzas y cuerpos de seguridad.
📌 Puedes consultar la normativa vigente en
seguridadprivada.es.
5. No firmar un contrato detallado
Otro error común es no establecer por escrito todas las condiciones del servicio. Un contrato genérico o verbal deja sin cubrir aspectos clave como:
- Horarios y turnos.
- Funciones específicas.
- Equipamiento asignado.
- Protocolos de actuación.
- Cláusulas de confidencialidad y responsabilidad civil.
👉 Un buen contrato protege tanto a la empresa como al proveedor del servicio. Evita malentendidos, incumplimientos y problemas legales.
6. No realizar seguimiento del servicio
Muchas empresas creen que, una vez contratado el servicio, pueden desentenderse. Craso error. La seguridad privada requiere supervisión, revisión de informes y comunicación fluida con el responsable del equipo.
Un servicio eficaz debe incluir visitas de inspección, revisión de partes diarios y reuniones periódicas de evaluación.
7. Descuidar la imagen y el trato con el público
El vigilante de seguridad es, en muchos casos, la primera imagen que recibe un visitante, cliente o proveedor. Su actitud, presencia y comunicación influyen directamente en la percepción del entorno.
👉 Una empresa de seguridad profesional seleccionará perfiles acordes al entorno, adaptando la formación y el uniforme si es necesario.
8. No contemplar la tecnología como parte del servicio
Otro error frecuente es no integrar tecnología en la estrategia de seguridad. La combinación de vigilancia humana con medios técnicos (CCTV, sensores, control de accesos, sistemas de alarma conectados) multiplica la eficacia.
📌 Puedes ampliar información sobre estas tecnologías en
Fundación ESYS.
Conclusión
Contratar seguridad privada no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Elegir al proveedor adecuado y diseñar un plan adaptado a las necesidades reales del entorno puede marcar la diferencia entre una empresa segura y otra expuesta a riesgos innecesarios.
Evita estos errores y apuesta por una empresa de seguridad profesional, legalmente autorizada y comprometida con la calidad. Tu equipo, tus activos y tu reputación lo agradecerán.
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